jueves, 20 de junio de 2013

El Aguila Interna


Fabulas de emprendimiento
De Leonardo Boff, Teólogo y Profesor de Etica en la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
"Era una vez un campesino que fue al bosque cercano a atrapar algún pájaro con el fin de tenerlo cautivo en su casa. Consiguió atrapar un aguilucho. Lo colocó en el gallinero junto a las gallinas. Creció como una gallina.
Después de cinco años, ese hombre recibió en su casa la visita de un naturalista. Al pasar por el jardín, dice el naturalista: “Ese pájaro que está ahí, no es una gallina. Es un águila.”
“De hecho”, dijo el hombre. “Es un águila. Pero yo la crié como gallina. Ya no es un águila. Es una gallina como las otras.
“No, respondió el naturalista”. Ella es y será siempre un águila. Pues tiene el corazón de un águila. Este corazón la hará un día volar a las alturas”.
“No, insistió el campesino. Ya se volvió gallina y jamás volará como águila”.
Entonces, decidieron, hacer una prueba. El naturalista tomó al águila, la elevó muy alto y, desafiándola, dijo: “Ya que de hecho eres un águila, ya que tú perteneces al cielo y no a la tierra, entonces, abre tus alas y vuela!”
El águila se quedó, fija sobre el brazo extendido del naturalista. Miraba distraídamente a su alrededor. Vio a las gallinas allá abajo, comiendo granos. Y saltó junto a ellas.
El campesino comentó. “Yo lo dije, ella se transformo en una simple gallina”.
“No”, insistió de nuevo el naturalista, “Es un águila”. Y un águila, siempre será un águila. Vamos a experimentar nuevamente mañana.Al día siguiente, al naturalista subió con el águila al techo de la casa. Le susurró: “Águila, ya que tú eres un águila, abre tus alas y vuela!”.
Pero cuando el águila vio allá abajo a las gallinas picoteando el suelo, saltó y fue a parar junto a ellas.
El campesino sonrió y volvió a la carga: “Ya le había dicho, se volvió gallina”.
“No”, respondió firmemente el naturalista. “Es águila y poseerá siempre un corazón de águila. Vamos a experimentar por última vez. Mañana la haré volar”.
Al día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron muy temprano. Tomaron el águila, la llevaron hasta lo alto de una montaña. El sol estaba saliendo y doraba los picos de las montañas.
El naturalista levantó el águila hacia lo alto y le ordenó: “Águila, ya que tú eres un águila, ya que tu perteneces al cielo y no a la tierra, abre tus alas y vuela”.
El águila miró alrededor. Temblaba, como si experimentara su nueva vida, pero no voló. Entonces, el naturalista la agarró firmemente en dirección al sol, de suerte que sus ojos se pudiesen llenar de luz y conseguir las dimensiones del vasto horizonte.
Fue cuando ella abrió sus potentes alas. Se erguió soberana sobre sí misma. Y comenzó a volar a volar hacia lo alto y a volar cada vez más a las alturas. Voló. Y nunca más volvió.
Moraleja:
"Todos tenemos un Aguila adentro, pero muchos tememos dejar que ella vuele por lo cual ese aguila en muchas personas muere creyendose gallina...No permitas que tu águila siga con su potencial escondido, dale ese empujón que necesita para expandir sus alas en las cimas del éxito."
Si quieres hacer del Mundo tu casa, has de tu Casa el mundo que quieres.
Disfruta tu Vida descubriendo tu Día.
Conde Abraxas
G:.B:.U:.

jueves, 13 de junio de 2013

El Sacabuche y el Alacrán


Aquí tenemos una fábula contemporánea que siempre nos lleva a la reflexión sobre la necesidad y la confianza en casos extremos...
Un sacabuche herido en sus 8 patas caminaba con dificultad desfalleciente en dirección a su agujero, en eso un alacrán que pasaba junto a éste le ofreció ayuda –sube en mi lomo, te llevaré a tu refugio- el sacabuche confiado y necesitado aceptó, una vez en su lomo y apenas unos pasos del alacrán, éste clavó su aguijón en el cuerpo del sacabuche y lo devoró.
Aquellos que por su naturaleza llevan “veneno“ en su sangre, simplemente no son de fiar.
Publicado por Melq-malaver

miércoles, 12 de junio de 2013

El Avaro Castigado

Cuento Africano
    Había una vez un hombre muy rico: tenía muchas mujeres -como el Corán permite a los musulmanes- un gentío de servidumbre, un palacio con pórticos de mármol y jardines donde el agua jugaba en fuentecillas revestidas de mosaicos de oro.
Este hombre, absorbido de la administración de sus bienes, era inteligente y tenaz en el trabajo. Desgraciadamente tenía un solo ideal: el dinero.
Cuando un mendigo se presentaba a su puerta, lo echaba de mala manera diciéndole: “trabaja, y serás rico como yo”, su avaricia era tal que también prohibía a sus familiares cualquier gesto de generosidad.
Más también para él llegó el día en que, como acontece a cada mortal tuvo que morir.
En espera del juicio, las lamas de los muertos quedan cerradas en una habitación de la que pueden mirar por una ventanilla hacia el paraíso o el infierno, objetos de su esperanza o destrucción. En aquellas celdas se encuentran un poco de provisiones.
Sin embargo nuestro hombre, fue cerrado en la celdilla sin ventana y en la que no había ni una escudilla de agua.
Desdeñado, empezó a protestar y a gritar en contra del trato inhumano reservado a él, así que Sidma, el guardián, fue a preguntarle la causa de sus protestas.
- ¡Me han encerrado en una habitación oscura y sin provisiones! –gritó el pobre
-  ¿No lo sabías? – Respondió sorprendido el guardián- si tú hubieses pensado en prepararte alguna provisión cuando estabas en la tierra, ahora la encontrarías aquí.
Nuestro avaro, puesto en aprietos delante a la prueba evidente de su negligencia para la vida futura, suplicó a Sidma de obtenerle de Dios el permiso de regresar un mes a la tierra para enmendarle.
El guardián le consiguió dos meses de tiempo y lo reenvió a la tierra, con el pacto de que no revelase a nadie el privilegio excepcional.
Retornado entre los suyos, que pensaron que se había curado en el último instante de la enfermedad, se puso a comprar cantidades de harina, aceite, miel, almendras, azúcar y otros productos.
Movilizó a todas las mujeres del pueblo a preparar galletas, bizcochos crujientes, tortas y -supremo objeto de su gula- una gran cantidad de “kak”, pequeñas rosquillas tan buenas de comer con el té.
Había tomado a su servicio un panadero que, con ayuda de algunos ayudantes trabajaban día y noche cocinando dulces.
Se vieron bien pronto colgar por los muros y por las vigas del palacio largos collares de rosquillas “kak”, mientras las mesas se llenaban de tortas y bizcochos.
Mirando crecer las provisiones de día en día, nuestro hombre se llenaba las manos pensando que tenía para comer por toda la eternidad.
Llegó finalmente el día de la licencia, y sucedió que la última horneada de bizcochos “kak”, tal vez por el cansancio del hornero, se quemó.
Propiamente, en aquel instante un mendigo tocó a la puerta.
El avaro, esta vez consintió en darle un dulce, pero escogió para el mendigo, el más quemado entre los que se habían quemado en la última horneada, un pequeño “kak” negro y hundido como un pedazo de carbón.
Después de algún instante llegó Sidma que lo volvió a llevar a la celda de espera.
El hombre creyó que encontraría la montaña de provisiones que se había preparado en la tierra.
Con desesperada sorpresa lo que encontró fue el dulce quemado que ofreció al mendigo. Entonces entendió... era muy tarde!
(De J. Scelles-Millie, contes arabes du Maghreb. París 1970, p. 289-291)
Saludos Fraternos!
Si quieres hacer del Mundo tu casa, has de tu Casa el mundo que quieres.
Disfruta tu Vida descubriendo tu Día.
Conde Abraxas
G:.B:.U:.

martes, 11 de junio de 2013

El Hombre que Simulaba Tocar la Dulzaína

Esta es una hermosa fábula China que data del año 233 antes de nuestra era. Atribuida a Han Fei Zi, se sabe que una gran parte de su filosofía fue probablemente recopilada por sus discípulos.

Cuando el príncipe Xuan del Reino de Qi pedía un concierto de dulzaina, solía tener hasta trescientos músicos tocando al unísono.
Por esto un letrado, llamado Nanguo, solicitó un lugar en la orquesta y el príncipe, tomándole simpatía, le asignó un sueldo más que suficiente para mantener a varios cientos de hombres.
         Después de la muerte del príncipe Xuan, subió al trono el príncipe Min, a quien le gustaban los solos.
         En vista de eso, el letrado huyó.
Han Fei Zi

Si quieres hacer del Mundo tu casa, has de tu Casa el mundo que quieres.
Disfruta tu Vida descubriendo tu Día. 
Conde Abraxas 
G:.B:.U:.